Carta del Editor

Moyobamba, 23 de enero de 2024

Estimado lector:

Cada artículo que se publica aquí nace de un solo propósito: redescubrir la familia. Pero, como la Navidad, la familia está sobrevalorada en las costumbres, en la frase bonita, sin embargo, en la realidad sufre desconocimiento y abandono. ¿Qué es la familia? La Constitución peruana dice, de la familia y el matrimonio, que son “institutos naturales y fundamentales de la sociedad”. Si es así, ¿cómo es que una familia aporta los fundamentos de una sociedad? Desde mi punto de vista, ese es el tema que da existencia a la Biblia.

Todo el esfuerzo épico de Abraham y Sara fue engendrar a Isaac. ¿Cuál es el heroísmo de tener un hijo? Desde la sabiduría bíblica, con Isaac no solo surge la familia, sino toda una nueva humanidad, más consciente de su rol en el planeta. San Pablo habla de eso a los gálatas y les escribe: “Abraham tuvo dos hijos: uno de la joven esclava y otro de la mujer libre. Mas, el hijo de la joven esclava nació por el acto físico, mientras que el hijo de la mujer libre nació porque había sido anunciado”. La fidelidad de Abraham y Sara les trajo un hijo que ya no esperaban, una felicidad que ya no creían posible, a pesar de sus años luchando contra la esclavitud al sufrimiento y al fracaso. Por eso, Jesús, entendiendo a Abraham y a Sara, aceptó ser como Isaac, el primogénito para todos sus hermanos, y aprendió a decir “padre nuestro” al autor del universo, porque de los textos aprendió que había sido engendrado por la vida misma. Así también entendió el problema esencial y lo señaló: “el hombre tendrá como enemigos a los de su propia casa”. El problema de la familia es el único problema humano verdadero, todo lo demás es consecuencia.

Con todo esto, amerita que pensemos con detenimiento si hay algo que podemos hacer para revalorar la familia, de modo que podamos recuperar su importancia. Sugiero, por lo pronto:

  1. Promover el respeto a la ley y la solidaridad dentro de nuestras casas (autoridad y orden).

  2. Establecer tradiciones familiares propias y significativas (costumbres y celebraciones).

  3. Identificar con claridad el servicio familiar que se va a brindar a la sociedad en la que vivimos (reemplazo del trabajo esclavizado por el emprendimiento liberador).

Una familia trascendente necesita reconocer su vocación familiar para inculcarla en todos sus miembros. Curiosamente, los grandes grupos económicos suelen ser dirigidos por familias que cuidan celosamente la educación de sus hijos.

En tiempos de corrupción, crimen organizado, desprecio de la ley y ausencia de solidaridad, el texto bíblico cobra vigencia, precisamente porque surge del caos, trae luz y nos ayuda a enfrentar la oscuridad y el desorden dentro de nosotros y dentro de nuestras familias, que es donde nace el mal que nos aqueja, pero también el bien que nos alivia, alegra y engrandece. ¡Que la Fuerza te acompañe!

Con la esperanza de encontrarnos en el próximo número,
Pablo Eliasim